25/7/08

Crítica por Mónica Berman para criticateatral.com

17/07/2008
EGO
Abolir el azar

Obra escrita y dirigida por Candelaria Sabagh

Existe algo de seductor en ese espacio que espera ser habitado por la acción. Una mezcla, tal vez, de signos que nos remiten a un lugar de juego, presidido por la mesa de pool y por el cartel de neón, y a un espacio más íntimo con la pequeña mesa, la botella, un espacio en el que se acomodarán las pantuflas.
Este cruce de objetos con impronta de diversidad entre sí (podemos sumar el patito, el producto cosmético, el paquete marrón) se conjuga con un vestuario heterogéneo y extraño, se diría, poco esperable.
Sin embargo cuando los actores se ponen en acción, cuando los empezamos a reconocer por el nombre parece que el rompecabezas se arma. Y aunque un papel leído nos hace sospechar algún marco, lo dejamos estar, al fin y al cabo los hilos que no se entraman se cortan en la memoria.
Los escuchamos hablar, referirse a algunas cosas que no parecen demasiado trascendentes y los vemos jugar al pool. En este lugar empieza a inscribirse el procedimiento: cada jugada dispone las bolas de manera diferente, y a la manera de Mallarmé, podríamos decir “un golpe de dados jamás abolirá el azar”.
Uno empieza a pensar que seguramente cada vez que juegan, aunque los elementos puestos en sistema sean los mismos, las combinaciones tenderán a variar.
Uno puede ir más allá, rayadas, lisas, blanca, negra, tacos, troneras siempre presentes, cada jugada es irrepetible, y derivará en que las siguientes jugadas también lo sean.
De pronto, algo los detiene. Y vuelven a empezar. Y ellos son los mismos, el espacio se mantiene, algunos enunciados permanecen y otros completan, articulan, fragmentan, arman un nuevo espacio de juego respecto del anterior. Y volverá a suceder. Pero cuando uno espera una siguiente falsa repetición se introduce un factor (una mujer, en realidad, o dos personajes referidos) que impedirá que la puesta se constituya en, relativamente, circular.
Tendremos una serie de revelaciones, un contramanifiesto y un cierre absolutamente lúdico, con sorpresa que no se debe revelar.
Una mención particular a la dirección de actores, que es sencillamente fantástica, Candelaria Sabagh con Ego concluye su Licenciatura en Dirección Escénica en el IUNA y demuestra que aprendió, maravillosamente bien, la lección.

Mónica Berman